Así es el problema de salud que sufre Dani Fernández

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Según datos de la Sociedad Española de Neurología, más 4 millones de españoles padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave y la World Sleep Society calcula que al menos un 45% de la población mundial padecerá en algún momento algún trastorno del sueño grave.

Actualizado a: Martes, 18 Marzo, 2025 10:25:15 CET
Dani Fernández, cantante Dani Fernández, cantante, sufre sonambulismo (Foto Instagram)

Existen cerca de 100 trastornos del sueño clasificados y, además, son muchas las personas que conviven con enfermedades que, por su sintomatología, interfieren en el buen descanso.Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más 4 millones de españoles padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave y la World Sleep Society calcula que al menos un 45% de la población mundial padecerá en algún momento algún trastorno del sueño grave. Pero, a pesar de la alta prevalencia de los trastornos del sueño, de las implicaciones para la salud y de que la mayoría de los trastornos del sueño se pueden prevenir o tratar, menos de un tercio de las personas que los padecen lo llegan a consultar con su médico. De hecho, la SEN calcula que en España solo están diagnosticados un 10% de los casos totales.  

El insomnio, definido como la dificultad para conciliar o mantener el sueño a pesar de tener unas buenas condiciones para hacerlo, es el trastorno del sueño más prevalente en España, pero no es el único. Otro de los trastornos habituales es el sonambulismo “una parasomnia que tiene una prevalencia en el niño entre los 4-8 años del 10 al 20%, y aunque suele desaparecer en la adolescencia, hay pacientes que lo siguen sufriendo de adultos”, señala a CuídatePlus Gerard Mayà, coordinador del grupo de trastornos del movimiento y de la conducta durante el sueño de la SES.

El sonambulismo es “tener una conducta anormal durante el sueño en la fase no REM. Durante el evento o la conducta anormal el cerebro está medio despierto y medio dormido y por eso los pacientes hacen actividades”, indica. Lo habitual es que hagan “actividades simples pero hay casos en los que realizan actividades complejas porque la persona puede estar con los ojos abiertos por lo que pueden irse de casa, dar largos paseos, comer y fregar los platos”. 

El comportamiento en el adulto es más complejo que en el niño, “con episodios de deambulación que se describen como rutinarios pero inapropiados tanto en el momento en el que se producen como por su condición, con potencial peligrosidad, violencia y agitación”, señalan desde la Sociedad Española de Sueño. Como hay persistencia de afectación de la consciencia y afectación del juicio, “es difícil despertar al paciente durante el episodio que finaliza generalmente volviendo a la cama o, aunque también pueden continuar durmiendo en cualquier sitio”, informa el experto. La duración en el adulto es mayor que en el niño, hasta una hora o más y la amnesia del episodio es típica. El intento de despertar al paciente durante el episodio puede ser dificultoso y cuando este se fuerza puede provocar una mayor confusión, agitación y desorientación provocando comportamientos de huida o agresivos.  

¿Por qué ocurre en el adulto?

Como se ha señalado, lo habitual es que el sonambulismo aparezca en el niño pero desaparezca en el adulto aunque hay casos que se mantiene. “Cuando lo vemos en el adulto es porque de pequeños han tenido episodios pero que no fueron clínicamente relevantes como para consultar y surgen en la edad adulta por un factor estresor”. Porque, aclara, “el sonambulismo no debuta en la edad adulta” y, además, tiene cierto componente genético. Según algunos estudios, el sonambulismo puede ser hereditario ya que es más común si el padre o la madre tienen antecedentes de sonambulismo y mucho más si ambos tienen antecedentes de un trastorno del sueño.

En el caso del adulto, informa Mayà, “factores como dormir poco, alteraciones en el sueño, el consumo de alcohol u otras sustancias tóxicas, el estrés laboral o la fiebre pueden hacer que reaparezca esta parasomnia en personas que hacía años no las tenían”. 


Los sonambulos se despiertan por la noche a hacer actividades cotidianas (Foto Shutterstock)

Cuándo hay que consultar

Tener sonambulismo, en principio, no es grave y no tiene consecuencias para la salud del paciente más allá del cansancio que pueda sentir al día siguiente, aunque no es habitual porque, como señala el experto, “lo normal es tener un episodio breve y volver a la cama sin más por lo que el sueño suele ser de calidad igualmente, ya que no es un despertar en medio de la noche”. Lo que sí puede ocurrir es que el sonámbulo tenga episodios intensos que pongan en riesgo la salud del paciente. Y es que, como informa el especialista, “hay casos en los que el paciente realiza gestos violentos y actos que pueden poner en peligro su salud como salir de casa, cruzar la calle o, incluso conducir”. Además, señala, “hay personas adultas que consultan por miedo a hacer daño a sus hijos o familiares sin ser conscientes de ello”. 

En cualquier caso, es importante saber que “el sueño es fundamental para la salud. Principalmente para la salud cerebral, porque dormir mal influye en la memoria y el aprendizaje y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas como el Alzheimer o la enfermedad cerebrovascular. Pero también se ha relacionado con un mayor riesgo de trastornos metabólicos, de infecciones o mortalidad prematura. A lo que además hay que añadir su implicación en muchos accidentes laborales o durante la conducción", recuerda Ana Fernández Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN).  

Además, añade, "los pacientes con enfermedades neurológicas son más susceptibles a padecer trastornos del sueño y precisan de más atención para detectarlos y tratarlos correctamente, dado que un buen descanso repercutirá en su calidad de vida y el pronóstico de la enfermedad”.

Por ello, según los expertos, es fundamental consultar con un profesional, en los siguientes casos:

  • Si los eventos ocurren con frecuencia, por ejemplo, más de 1 o 2 veces por semana o varias veces en la misma noche.
  • Si llevan a un comportamiento peligroso o lesiones en quienes tienen sonambulismo u otras personas.
  • Si alteran el sueño de los miembros del hogar o de quienes tienen sonambulismo.
  • Si los eventos traen consigo mucho cansancio durante el día o causan problemas en las actividades cotidianas, como en el colegio o el trabajo.

Tratamiento del sonambulismo

Una vez que se ha realizado el diagnóstico a través de las pruebas correspondientes entre las que se incluye un polisomnograma, “para ver un episodio claro y descartar otros problemas como las apnea u otros diagnósticos alternativos”. Tras esto, el primer paso es mejorar el sueño y evitar, en la medida de lo posible, la medicación. Para ello hay que buscar la causa de esos episodios como “la privación de sueño, para lo que buscaremos alargar las horas de sueño”. Evitar el estrés es clave ya que “hay una asociación directa con el sonambulismo”, así como el alcohol y el consumo de otras sustancias. 

Si eliminamos los factores desencadenantes y el proceso sigue, entonces se podría valorar el tratamiento. Como informa el experto, “la medicación que sí ha mostrado eficacia son las benzodiacepinas, en concreto, el clonazepam” pero se han probado otros que pueden “funcionar también”.

Otros trastornos del sueño

El sonambulismo es un trastorno del sueño pero el más habitual, sin duda, es el insomnio. Este problema, según la SEN, afecta a aproximadamente al 20% de la población y conlleva consecuencias que van más allá de las molestias nocturnas, ya que impacta en la salud física y emocional de quienes lo sufren. 

Otro trastorno del sueño común en España es la apnea obstructiva del sueño, que afecta al 5-7% de la población y se caracteriza provocar pausas en la respiración durante el sueño, interfiriendo en el descanso y aumentando a largo plazo el riesgo padecer de enfermedades vasculares (como ictus), diabetes y otros problemas de salud graves. 

Por otra parte, entre el 5-10% de los españoles padecen el síndrome de piernas inquietas (SPI), una afección que se manifiesta por sensaciones desagradables en las extremidades que aparece al atardecer o durante la noche y en reposo y provoca un impulso irresistible de moverlas durante el descanso, lo que dificulta la capacidad de conciliar el sueño y mantenerlo de manera adecuada. 

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